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Los tutores piden más valor al perfil docente en las contrataciones

Los tutores piden valorar más el perfil docente en las contrataciones, programas de sensibilización para directivos y objetivos proporcionales a su labor.


El debate sobre el reconocimiento del tutor sigue vivo pese a que el sistema formativo MIR cuenta ya con más de 40 años y a que hace una década entró en vigor el Real Decreto 183/2008 que desarrolla esta figura. Este jueves ha sido protagonista en el III congreso que la Sociedad Española de Formación Sanitaria Especializada (Sefse-Areda) está celebrando en La Coruña.
“Es un déjà-vu: es un tema que llevamos muchos años planteando y que sigue dependiendo, en gran parte, del amateurismo de la gente que nos lo creemos, que sabemos que el papel del tutor es esencial en la formación especializada”, ha declarado la jefa de Estudios de Medicina Familiar y Comunitaria de Lugo, Pilar Rodríguez Ledo. Ha respondido así a la pregunta sobre los motivos de esa falta de reconocimiento lanzada por el presidente de Sefse, Jesús Morán Barrios, quien ha moderado la mesa junto al responsable de docencia en atención primaria en el área de Pontevedra, Álvaro Rodríguez Pomares.
El desarrollo normativo del 183/2008 en las comunidades autónomas es variopinto. Algunas han desarrollado una normativa específica, como Cataluña, Andalucía, Castilla-León o el País Vasco, y otras tienen borradores que se han quedado en el cajón o están sobre la mesa, como Madrid, Galicia o Baleares.
La subdirectora general de Ordenación y Desarrollo Profesional de la Generalitat de Cataluña, Alicia Ávila López, ha reconocido dificultades normativas y dilaciones para la elaboración de un decreto autonómico que asegure, entre otras cosas, tiempo para que el tutor pueda hacer su labor. Este es uno de los motivos de que el debate no está superado, pero no el único.
“El papel es necesario, pero tanto en las comunidades que tienen decreto como en las que no lo tienen, la realidad no tiene que ver con lo que está escrito”, ha denunciado Rodríguez Ledo, quien ha recalcado que el sistema se sustenta en la voluntariedad.
La jefa de estudios de la Unidad Docente Multiprofesional de Atención Familiar y Comunitaria de Cádiz, Isabel Bermúdez de la Vega, ha destacado la falta de sensibilidad hacia la importancia que tienen la formación especializada y los tutores: no se prioriza en la vorágine del día a día y queda solapada por la actividad asistencial; incluso es superada por la tercera función de los centros sanitarios, que es la investigación.
En la discusión también ha intervenido el experto en tutoría en atención primaria, Pepe Saura, quien ha considerado que el buen funcionamiento del sistema impide que se le preste la atención necesaria, abundando en la argumentación sobre la voluntariedad: “Pese a los déficits, la formación funciona con un nivel de calidad alto, no somos un problema para el sistema sanitario en comparación con el área asistencial. Pero como no se solucionen los problemas, acabarán explotando”.

Cultura de la docencia

Los expertos de la mesa han considerado perentorio generar una cultura de la docencia y han propuesto algunas medidas. Rodríguez Ledo está convencida de que para visibilizar la formación MIR hay que incluir y otorgar puntuación suficiente al perfil docente en las contrataciones, tanto en las ofertas públicas de empleo como en las temporales: “Actualmente, tienen más puntuación los cursos de atención continuada que las actividades docentes”.
Bermúdez de la Vega ha planteado la necesidad de hacer programas de sensibilización para directivos promovidos desde los departamentos de salud. Para vencer esa vorágine cotidiana en la que la asistencia condiciona las decisiones de los gerentes, aboga por que se creen objetivos en los contratos programa que se establecen para las gerencias y las unidades asistenciales: “Andalucía, en 2018, ha incluido seis objetivos de formación sanitaria especializada”, ha puesto como ejemplo.
Según Ávila, en las normas autonómicas tiene que quedar explícito el tiempo de trabajo para la acción tutorial y que se cumpla, lo que necesariamente pasa por dotar de recursos a las comisiones de docencia. Igualmente forzosa es la formación del tutor en la metodología docente y evaluación, que también está en el decreto 183/2008, pero que no se cumple en algunas comunidades autónomas.
No obstante, se ha avanzado y en la mesa se han expuesto algunas experiencias, como la implementación en Andalucía de un mapa de competencias del tutor, que, según Bermúdez de la Vega, resulta muy útil “porque es un proceso de reconocimiento profesional y acreditación y, lo más importante, de autoevaluación”.
En Cataluña, se ha impuesto un sistema de acreditación del tutor, que implica un perfil asistencial, docente e investigador y que, una vez lograda la acreditación, tiene una evaluación anual por parte de la Administración. Los efectos son incentivos económicos, preferencia en la formación continuada y reconocimiento específico en la carrera profesional y en la provisión y promoción.

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